El Conurbano, la clave insuperable del Frente de Todos para emparejar la elección en Provincia
El conurbano es territorio peronista. Ha sido así desde el regreso a la democracia en 1983, con algunas excepciones en el medio, pero es el corazón del poderío electoral del Frente de Todos. Con una Provincia que quedó casi en su totalidad de color amarillo, otra vez los barones del conurbano demostraron su poder electoral y territorial. El conurbano es la zona geográfica donde más votos hay de todo el país, liderado por La Matanza que tiene más votantes que muchas Provincias enteras.

En las PASO, la diferencia entre Juntos y el Frente de Todos en la Provincia había sido de un 4,3%. En esta elección, subió la cantidad de votantes en todo el territorio, y la diferencia fue mucho más ajustada, y terminó siendo de apenas un 1,3%.
Los intendentes del conurbano (Fernando Gray de Echeverría entre ellos) habían medido que en las periferias de sus distritos había sido muy baja la participación de los votantes. El promedio era incluso más bajo que en las ciudades céntricas del conurbano. El primer objetivo que se plantearon fue ir a buscar a esos votantes que no participaron de las PASO, ya sea por descontento o desinterés. Y lo lograron.
La participación de votantes en los distritos del conurbano en las PASO había rondado el 65%, y en esta ocasión estuvo en un promedio del 73%. Es decir, lograron que aproximadamente un 8% más de vecinos y vecinas fueran a las urnas a votar. La logística, el recorrer los barrios y hasta colaborar para que la gente pueda ir a votar fueron las claves de la contundente victoria del Frente de Todos en el Conurbano, en comparación con las PASO.
De esta forma, los barones del peronismo en el conurbano lograron demostrar una vez más su poderío, que no solo sirve para comprender la mejora del Frente de Todos, sino que también es un contundente mensaje de los jefes comunales hacia el interior del oficialismo, en la pelea por el control de la Provincia de cara al 2023.